Baja Producción de Leche Materna
Por: Ana M. Parrilla Rodríguez, MD, MPH, FABM
La verdadera baja producción de leche puede ser el resultado de un número de factores y causas que frecuentemente se solapan o son una combinación de unos y otros. La percepción de baja producción de leche es una interpretación frecuente de la mamá cuando su bebé está intranquilo después de mamar o pide de mamar frecuentemente y/o experimenta una ganancia de peso lenta. A estos bebés por lo general las madres, después de darle el pecho, les dan un biberón de fórmula para "satisfacerlos". Esto comienza un círculo vicioso que termina causando una insuficiencia de leche real a menos que se interrumpa. El porcentaje de madres que reporta la literatura con insuficiencia de leche es variado y en muchos casos no se diferencia entre la baja producción de leche real y la percibida. Pero lo cierto es que probablemente, solo el 1-2% de las mujeres realmente no puedan lactar y que casi todas las mujeres tienen la capacidad de producir suficiente leche para alimentar a sus bebés.
La producción de leche a los cinco días después del parto puede variar desde 7 oz. a 32 oz. de leche en 24 horas. Las siguientes 3 a 5 semanas, la producción de leche se ajusta o calibra según las necesidades del bebé, aumentando en la mayoría de los casos y en otros disminuyendo. Cuando interferimos con el ajuste de los pechos podemos llevar a una baja producción de leche. Algunas de estas interferencias pueden incluir: ofrecer al bebé suplementos con agua o fórmula que causan que el pecho produzca menos leche o se ajuste a un nivel más bajo, un bebé que no remueve la leche del pecho eficientemente, una plétora o hinchazón de los pechos que no se alivia, una madre de un bebé prematuro que no se extrae leche a su pico máximo de producción sino solo hasta los niveles limitados y transitorios de su pequeño bebé en ese momento; limitar la cantidad de veces que se le da el pecho al bebé (tetadas limitadas) y tetadas cortas.
Existe un sinnúmero de madres y bebés que están a riesgo de desarrollar una baja producción de leche. Es importante reconocer estos casos para poder evitarlos o para buscar ayuda temprano de tal manera que resolvamos la situación lo más pronto posible. Entre estos se encuentra las siguientes:
- Una madre que está poco informada acerca del amamantamiento.
- Una madre que toma la decisión de dar el pecho tarde en el embarazo.
- Una madre que tiene la intención de amamantar por un periodo corto o limitado de tiempo.
- Una madre que tiene poca confianza acerca de su habilidad para lactar (la madre que dice que va a tratar de lactar).
- Ser sensible a la falta de privacidad.
- Recibir poco estímulo de parte del esposo o de la suegra.
- Tener un estatus económico de mayor pobreza y más problemas, acompañado de enfermedad.
- Infantes quisquillosos o irritables. Los infantes de las madres que tienen insuficiencia de leche tienden a pesar menos en el nacimiento, ser más quisquillosos y mamar pobremente. Un infante que esté crónicamente irritado y quisquilloso puede afectar negativamente la confianza de una madre en su habilidad para lactar. A estos bebés los complementan más frecuentemente con fórmulas después de mamar debido a la percepción de que su inquietud o molestia es porque no está tomando suficiente leche. Complementar o suplementar con fórmula, en algunos casos, puede ser el marcador inicial en vez de causar la insuficiencia de leche.
- Un infante que mama pobremente secundario a medicamentos durante el parto, daño en el parto por el uso de fórceps o extracción con ventosa.
- Una madre que usa medicamentos por una enfermedad crónica.
Si se desea mantener la producción de leche se debe remover la leche consistente y efectivamente. La leche que no se remueve ejerce un efecto inhibidor en la producción de leche, ya sea a través de medios químicos (la retroalimentación inhibidora de la lactación) o físicos (la atrofia de las células secretoras por la presión). La baja producción de leche se presenta a menudo como: (1) un infante que presenta ganancia de peso lenta o estática, o pérdida de peso; (2) una mamá que describe a su bebé como intranquilo, que se pone quisquilloso después de darle el pecho, y que está constantemente pegado y pelea cuando se le retira del pecho; (3) percepción de la mamá de que su producción de leche está baja debido a que tiene los pechos más suaves, no tienen sensación de llenado o no le gotean; y (4) la mamá que simplemente duda de su habilidad para producir suficiente leche. Algunos de estas situaciones pueden ser causas reales de una producción de leche, otras no necesariamente.
La mejor señal de que probablemente la madre tenga una baja producción de leche es una ganancia pobre de peso de parte del bebé. En este caso es necesaria una evaluación clínica del bebé y la madre para determinar si existe alguna condición biológica para esta pobre ganancia de peso. Algunas veces el bebé no succiona bien al pecho, por lo que gana poco peso y esa pobre succión es lo que lleva a la madre a bajar su producción de leche. Si el bebé esta intranquilo, quisquilloso, se pasa pegado al pecho todo el tiempo, la madre tiene pechos suaves que no gotean o la madre duda de su habilidad de producir leche, pero el bebé está ganando peso adecuadamente y creciendo bien entonces NO EXISTE una baja producción de leche.
Se describen unos problemas de producción de leche de origen tardío que pueden ocurrir en cualquier momento durante el curso de la lactancia. Algunos de esto se deben a:
- Uso de pastillas anticonceptivas con estrógeno. Si ésta es la razón, hay que descontinuarla.
- Embarazo
- La madre está tratando de alargar el tiempo entre tomas, o "adiestrar" al bebé para que duerma toda la noche. Si éste es el caso, es mejor alimentar al bebé siempre de señales de que tiene hambre.
- Uso de biberones más allá que ocasionalmente. Aún cuando la producción de leche está bien establecida, el uso frecuente del biberón provoca que el bebé tenga un pobre enlace al pecho en un momento en que éste espera un flujo rápido de leche. Debido al flujo lento, el bebé puede alejarse del pecho, disminuyendo aún más el tiempo de estímulo al pecho, y reduciéndose así aún más la producción de leche.
- Un "shock" emocional. Esto, en ocasiones, puede reducir la producción de leche.
- Una enfermedad. Sobre todo, si es febril, puede reducir la producción de leche. También puede ocurrir con mastitis. Usualmente, sin embargo, esto no ocurre.
- Exceso de trabajo. No hay que ser una supermujer. Hay que recomendar que se deje a un lado el trabajo del hogar. Dormir cuando el bebé duerma. Dejar que el bebé amamante mientras la madre duerme.
Puede ocurrir una combinación de varias de las anteriores. En ocasiones se reduce la producción de leche, en especial alrededor de los 3 meses, sin una razón aparente.
Hay una razón adicional que requiere algo de explicación. Durante las primeras semanas, los bebés tienden a dormirse en el pecho cuando el flujo de leche es lento (lo cual ocurre más rápidamente si el bebé no está bien enlazado). El bebé chupará, y dormirá, y chupará, sin obtener grandes cantidades de leche, pero la madre tendrá un reflejo de bajada de la leche de vez en cuando y su bebé tomará más leche. Cuando la producción de leche es abundante, el bebé usualmente aumentará muy bien de peso, y puede mantenerse largos periodos de tiempo en el pecho a pesar de la producción abundante. Para cuando los bebés tienen de 6 a 8 semanas, sin embargo, y a veces antes, (otros siempre se duermen cuando se reduce el flujo de leche), muchos bebés se separan del pecho cuando el flujo se reduce, a veces pocos minutos después de comenzar la tetada. La madre tiende en esos casos a ofrecer el pecho contrario, pero el bebé repetirá lo mismo. Puede tener hambre todavía, pero puede rechazar el pecho y chuparse el puño. No se beneficiará de esas bajadas de leche que hubiese recibido si se hubiese quedado en el pecho. Así que termina tomando menos, y la producción se reduce porque el bebé toma menos, y entonces el bebé recibe un flujo más lento al comienzo de la tetada (porque hay menos leche), y ya puede usted imaginar lo que puede ocurrir. No siempre ocurre de esta manera, y muchos bebés pueden aumentar de peso, aunque estén solamente un corto periodo en el pecho, pero el bebé puede retirarse y chuparse el puño porque quiere chupar más.
Manejo de la insuficiencia de leche
Las intervenciones de manejo dependen de la causa del problema. A todas las madres hay que verificarles colocación y enlace del bebé en el pecho. Se les debe enseñar qué constituye un buen enlace y como saber que el bebé está tragando. Cuando el infante no se oye tragando se puede usar la compresión de pecho (ordeñarse el pecho con el bebé pegado a él). Se debe permitir que el bebé termine el primer pecho antes de ofrecerle el segundo, pero si el bebé no traga aún con la compresión de pecho debe ofrecérsele el otro pecho. En las tardes y las noches, cuando el bebé quiere mamar con más frecuencia, se debe orientar a la madre para que dé el pecho acostada de tal manera que pueda descansar a la misma vez. Otras recomendaciones e intervenciones pudieran ser las siguientes:
- Asegurarse de que no hay dolor en los pezones ya que esto interfiere con la buena transferencia de leche.
- Las madres diabéticas pueden tener un retraso de 24 horas en la bajada de la leche por lo que deben amamantar a sus bebés bien frecuentemente.
- Las madres que tienen historial de una cirugía del pecho deben alimentar a sus infantes bien frecuentemente y el bebé se debe pesar no más tarde de las 48 horas después del alta del hospital. Algunas madres van a poder tener una producción, de ser adecuada, para las primeras semanas, pero no ser suficiente para suplir las necesidades de crecimiento del bebé.
- Cuando sea necesario suplementar al bebé se debe usar un sistema de suplementación al pecho; esto permite continuar así con el amamantamiento.
En ocasiones se pueden usar galactogogos o medicamentos que aumenten la producción de la leche. Estos los hemos descrito anteriormente en nuestro artículo de relactancia. Es importante recordar que si la producción de leche no es real o si no se corrige el problema que la produce, estos galactogogos o medicamentos no resolverán el problema.
Referencias:
- Brodribb, W. (2018). ABM Clinical Protocol #9: Use of Galactogogues in Initiating or Augmenting Maternal Milk Production, Second Revision 2018. Breastfeeding Medicine, 13(5), 307-314. https://doi.org/10.1089/bfm.2018.29092.wjb
- Buckley, S. (2015). Hormonal Physiology of Childbearing: Evidence and Implications for Women, Babies, and Maternity Care. Childbirth Connection Programs, National Partnership for Women & Families.
- Dimitraki, M., Tsikouras, P., Manav, B., Gioka, T., Koutlaki, N., Zervoudis, S., & Galazios, G. (2015). Evaluation of the effect of natural and emotional stress of labor on lactation and breast-feeding. Arch Gynecol Obstet, 293(2), 317-328. https://doi.org/10.1007/s00404-015-3783-1
- Evans, A., Marinelli, K., & Taylor, J. (2014). ABM Clinical Protocol #2: Guidelines for Hospital Discharge of the Breastfeeding Term Newborn and Mother: “The Going Home Protocol,” Revised 2014. Breastfeeding Medicine, 9(1), 3-8. https://doi.org/10.1089/bfm.2014.9996
- Hale, T. (2019). Medications and mothers' milk. Springer Publishing Compagny.
- Holmes, A., McLeod, A., & Bunik, M. (2013). ABM Clinical Protocol #5: Peripartum Breastfeeding Management for the Healthy Mother and Infant at Term, Revision 2013. Breastfeeding Medicine, 8(6), 469-473. https://doi.org/10.1089/bfm.2013.9979
- Kellams, A., Harrel, C., Omage, S., Gregory, C., & Rosen-Carole, C. (2017). ABM Clinical Protocol #3: Supplementary Feedings in the Healthy Term Breastfed Neonate, Revised 2017. Breastfeeding Medicine, 12(4), 188-198. https://doi.org/10.1089/bfm.2017.29038.ajk
- Krol, K., & Grossmann, T. (2018). Psychological effects of breastfeeding on children and mothers. Bundesgesundheitsblatt - Gesundheitsforschung - Gesundheitsschutz, 61(8), 977-985. https://doi.org/10.1007/s00103-018-2769-0
- Lawrence, R., & Lawrence, R. (2016). Breastfeeding - A Guide For Medical Profession (8th ed.). Elsevier.
- Walker, M. (2017). Breastfeeding management for the clinician (4th ed.). Jones and Bartlett Learning.